sábado, 12 de febrero de 2011

Los Principios del Principio

Creo que todo empezó con el uniforme que llevaba de pequeña en el cole. Era un pichi azul marino. La verdad que no puedo con el azul marino, me parece tan sumamente aburrido, serio, sobrio y de… uniforme, de azafata de congresos, más que el negro (que será elegante pero no podemos negar que tiene un puntito aburrido). El uniforme también llevaba una camisa. Una camisa de color beis. Era terriblemente aburrida y nos hacía parecer a todas las niñas enfermas. Con los años, los fabricantes fueron derivando el color beis de las camisas hacía tonos vainilla, amarillo pálido, mantequilla, queso, la verdad, no sabría especificar y eso que las mujeres tenemos más capacidad de diferenciar colores que los hombres… Recuerdo una mañana, mientras me vestía para ir al cole que  no tenía ninguna camisa beis, así que mi madre me dijo que me pusiera una azul cielo. Como me gustó. El azul cielo favorecía muchísimo más que aquel beis derivado en amarillo-productos lácteos y la combinación con el azul marino era mucho más relajada y menos contrastada que con la camisa blanca que alguna compañera de clase había llevado porque también se había vestido una mañana sin ninguna camisa beis a punto para el cole. Pensaba que sería bueno proponer al profesorado e incluso a la directora para cambiar las camisas beis por unas en azul cielo.
Unos dos o tres años después de este premonitorio acontecimiento, empezaron a venir niños al colegio. Aquello fue un golpe bajo: no por los niños sino por el uniforme que llevaban ellos. No era un uniforme de pantalones azul marino y camisa beis, que hubiese sido lo lógico, no: eran pantalones gris y camisa… AZUL CIELO! La corbata que teníamos que llevar tanto niñas como niños era lo de menos, la verdad.

Por aquel entonces, mi madre, algunos sábados me compraba recortables, ya sabéis, aquellos libros donde recortabas un maniquí y luego todo de vestidos que se encajaban a la modelo con unas pestañas. Me encantaban, los recortaba con absoluta precisión y me gustaba ver todos aquellos vestidos preciosos y espectaculares de los años 30, 40 y 50. Recuerdo haber recortado el abrigo abullonado de Balenciaga y el New Look de Christian Dior, pero sin saber lo que estaba recortando. Tenía también uno temático de la familia Real Británica con todos los vestidos emblemáticos de Lady Di y otro de Garce Kelly: los vestidos que llevó en sus películas y los que lució como Princesa de Mónaco. No sé que debió pasarme por la cabeza que hubo un día que dejé de guardar esos recortables. Es una pena que no sepa dibujar… ojala mi mente tuviera un puerto USB y un cable para conectarlo al ordenador y descargar todos esos vestidos que sigo recordando al detalle…

… Y Escarlata O’Hara en Lo que el viento se llevó arrancando las cortinas de terciopelo verde de la casa de Tara y haciéndose aquel vestido… Sí, cosas como estas definitivamente te marcan, se quedan por ahí y de pronto un día tienen que salir. Pues eso.

3 comentarios:

  1. Me parece estupendo poder seguir al fin un blog interesante sobre moda. ¡Ya era hora!

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  2. Un blog con una imagen cuidada y ameno.
    Felicidades
    Guille.

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  3. ¡Como me gusta Marión!

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