viernes, 18 de febrero de 2011

Del Milagro Al Sobrepeso

TEXTO DE ANA MACPHERSON

ALARMA POR LA MODA DE LAS DIETAS RÁPIDAS, QUE PUEDEN ACABAR EN DAÑOS HEPÁTICOS Y RENALES
LOS MÉTODOS MILAGROSOS SUELEN GARANTIZAR LA PÉRDIDA DE KILOS INMEDIATA
LAS DIETAS RÁPIDAS SON DIFÍCILES DE SEGUIR Y EN CUANTO SE PARA, SE RECUPERA LO PERDIDO
LAS SOCIEDADES CIENTÍFICAS DE TODO EL MUNDO LAS CALIFICAN DE FRAUDULENTAS
EL SOBREPESO ES UN PROBLEMA CRÓNICO QUE HAY QUE TRATAR CON CAMBIOS PERMANENTES

En forma de best seller o por el eficaz sistema de descubrir que tal famoso la ha usado y le ha ido estupendamente, o incluso revestidas de un estricto control profesional y un elevado precio, los milagros dietéticos reaparecen cada año. La Asociación Americana de Dietética (ADA), la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, las sociedades médicas dedicadas a la obesidad (SEEDO), así como la de Dietistas Nutricionistas, se desgañitan una y otra vez asegurando que no funcionan y que tienen riesgos.
Pero no les hacen mucho caso. Los milagros ofrecen velocidad, éxito inmediato y una suave continuidad en la que parece que uno puede llegar a olvidarse de la dieta. Alguna de las fórmulas incluso ofrece ese día a la semana en el que saltarse las molestas reglas que restringen el placer a cambio de tomar cada día un sobrecito de algo. Y la obesidad crece y crece, como el sobrepeso (“todos los obesos pasaron antes por el sobrepeso”, recuerda la presidenta honoraria de la Asociación Española de Dietistas Nutricionistas, Pilar Cervera).
La dura realidad es otra. “Logré un bajón brutal y mientras lo seguí, no engordé, pero supongo que, culpa mía (siempre es así, ¿no?), no llegué hasta el final y dejé de ir, entre otras cosas, por el precio de la visita… Y el rebote ha sido brutal. Estoy enorme”, explica A.M., usuaria periódica de dietas, la última, una de las llamadas excluyentes (unos 500 o 600 euros al mes, aunque algunas de las nuevas son más baratas), rica en proteínas y apenas hidratos de carbono. El obejtivo de los sobres de proteínas con los que uno se alimenta para adelgazar es conseguir una cetosis, un fenómeno que ocurre cuando el cuerpo ante la falta de hidratos de carbono echa mano de las reservas de grasa para producir la energía que necesita. Esa es la señal de que funciona para adelgazar, aunque a la vez provoque mal aliento, alopecia, mareos, astenia, sequedad ocular y de piel, irritabilidad y quizá, a la larga, daño renal y hepático. Hay que mantener la cetosis dos o tres meses si se quiere perder mucho peso.
Las proteínas son el recurso adelgazante de moda, pero en otros momentos fueron los diuréticos, las alcachofas, la piña, la disociación de alimentos… Casi siempre con alguna restricción de alimentos muy radical. La prohibición de alimentos, a juicio de los dietistas y los endocrinólogos que se ocupan de la obesidad, ayuda a deseducar a la población en su forma de alimentarse. “Si somos omnívoros y lo mejor para cualquier humano es comer de todo, prohibir determinados alimentos no ayuda a comer mejor y controlar el exceso, sino a tener problemas de malnutrición, y también ayuda a dejar la dieta al cabo de unos meses, porque es muy difícil de mantener”, señala Violeta Moizé, dietista de la unidad de obesidad del Clínic.
“Este tipo de dietas de mucha proteína y mínimo hidrato no es un tratamiento de la obesidad”, advierte Xavier Formiguera, presidente de la Seedo (Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad) y pionero en los tratamientos de grandes obesos en España. “Al principio, demás, lo que se pierde es más masa magra que grasa y provoca un desequilibrio. A una persona sana que lo haga durante 15 días, quizá no le pase nada, pero durante más tiempo o si padece algún otro problema de salud, las secuelas pueden ser importantes”, advierte. “Y el rebote está asegurado”.
Cuesta entender el empecinamiento de una sociedad cada vez mejor informada en entregarse a lo milagroso. “Pero cuesta también entender que el exceso de peso es un problema que habrá de cuidar siempre, que es un problema crónico y que se trata de hacer cambios hormonales y para que controlarlo y no permitir que dañe la salud y la satisfacción con uno mismo hay que aprender a comer bien e incorporar a la vida mucho más movimiento”, recuerda la dietista del Clínic.
La Asociación Americana de Dietética consignó nueve principios para identificar cuándo una dieta es fraudulenta, y la lista hace hincapié en la rapidez y en la prohibición de algún grupo de nutrientes. La Asociación Española de Dietistas tiene un grupo de revisión y estudio que participa con organizaciones de consumidores y organismos sanitarios para evitar esos fraudes, que dirige Julio Basulto. El paciente debe saber quién le trata, ver el título, y comprobar qué le dan. Ha de saber qué está prohibido publicitar alguna substancia como adelgazante y que un profesional no puede suministrar un producto en la consulta. “Es una gran negocio”, denuncian desde la asociación.

11% de los europeos, solamente, piensa que una mala dieta puede perjudicar su salud, pero…
50% …de las personas obesas tienen un 50% más de riesgo de muerte que aquellas personas con peso normal (en las mismas edades)
26% de los que padecen obesidad sufren también de hipertensión arterial
80% de los problemas con la diabetes tipo 2 están relacionados con problemas de obesidad
70% de los problemas cardiovasculares están relacionados con problemas de obesidad
42% de las personas que padecen cáncer de mama y colón son obesos
30% de los problemas de la vesícula biliar están relacionados con la obesidad
6.000.000 de españoles mayores de 18 años (17,1%) tienen problemas de obesidad, casi un 2% más que en el 2006 (15,6%)
36,7% tiene problemas de sobrepeso. Entre los hombres el 18,6% tiene obesidad y el 44,2% tiene sobrepeso. Y en las mujeres el 15,6% tiene obesidad y el 29,2% tiene sobrepeso
18,7% de los españoles entre 2 y 17 años tiene sobrepeso y el 8,9% presenta obesidad
88% de los menús del día que se ofrecen semanalmente en los restaurantes no permiten seguir una dieta equilibrada



LAS PRINCIPALES DEL MERCADO

Las dietas milagro, según un informe de la Estrategia NAOS (Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad), se pueden clasificar en tres grandes grupos:
Dietas hipocalóricas desequilibradas: como la dieta de la clínica Mayo, la de Toma la Mitad, la Gourmet o la cero. Provocan un efecto rebote que se traduce en un aumento de masa grasa y pérdida de masa muscular. Son regímenes monótonos y con numerosos déficits en nutrientes si se prolongan por largos periodos de tiempo.
Dieta de Hay o disociada: régimen de Shelton, Hollywood, Montignac y la más famosa ahora, la Dukan, que comparte elementos de la Montignac, Hay, Atkins y la isodieta. Se basan en la idea de que los alimentos no contribuyen al aumento de peso por sí mismos, sino al consumirse según determinadas combinaciones.
Dietas excluyentes: eliminan de la dieta algún nutriente. Pueden ser:
Ricas en hidratos de carbono y sin lípidos y proteínas: la del doctor Prittikin y la del doctor Haas.
Ricas en proteínas y sin hidratos de carbono: Pronokal y, parcialmente, la Dukan, la Scardale, la de los astronautas, la de Hollywood y la dieta de la proteína líquida. Producen una sobrecarga renal y hepática muy importante. Aportan muy pocas calorías, por lo que el organismo reacciona compensando la falta de energía recibida con un aumento de la destrucción de las proteínas corporales como fuente alternativa de energía, lo que provoca una pérdida de masa muscular y formación de cuerpos cetónicos, peligrosos para el organismo si se prolonga en el tiempo.
Ricas en grasa: la de Atkins, la de Lutz. Se conocen como dietas cetogénicas. Pueden ser muy peligrosas para la salud y producir graves alteraciones en el metabolismo (acidosis, cetosis, aumento del colesterol sanguíneo).

CÓMO IDENTIFICAR DIETAS FRAUDULENTAS

1. Prometen resultados “rápidos”.
2. Prometen resultados “mágicos”.
3. Prohíben el consumo de un alimento o grupo de alimentos.
4. Contienen listas de alimentos “buenos” o “malos”.
5. Exageran la realidad científica de un nutriente.
6. Aconsejan productos dietéticos a los que atribuyen propiedades mágicas.
7. Están basadas en el consumo de productos dietéticos caros si se comparan con el coste de obtener el mismo resultado mediante alimentos, y vendidos precisamente por quien propugna estas afirmaciones dietético-nutricionales.
8. Incluyen relatos, historias o testimonios para aportar credibilidad.
9. Contienen afirmaciones que contradicen a colectivos sanitarios de reputación reconocida.

LA FUERZA DEL EXCESO DE KILOS

En internet: 3.580.000 resultados en Google a la palabra adelgazar y 11.700.000 resultados para dieta.
A través de los médicos: el método Pronokal, que sólo puede ser prescrito por médicos, cuanta con 900 médicos prescriptores en España.
Un best seller: el libro que explica el método Dukan ha sido traducido a 10 idiomas y difundido en más de 20 países, como Corea, Rusia y Bulgaria. En Francia lo siguen 1 millón de personas.
Los intentos: las personas con sobrepeso prueban por término medio seis dietas diferentes.

MÁS FRUTA, MÁS VERDURA, MÁS EJERCICIO

LA DIETA CONVENCINAL PARA PERDER PESO ES LENTA PERO DA RESULTADOS Y CONSIGUE QUE EL PACIENTE ADQUIERA BUENOS HÁBITOS

“Los refrescos y los dulces no los pruebo”, comenta un paciente con obesidad mórbida que se prepara para un bypass gástrico que le ayude a recuperar un peso más saludable. Enumera su dieta normal y la suma alcanza las 5.000 calorías diarias repartidas en un par de comidas fuertes y una cena de sopa. En la consulta le invitana a sumar, en lugar de restar.
Por ejemplo, poner más espinacas y menos garbanzos, o muchas verduritas al arroz, menguando la dosis de éste. Y además tomar un trozo de pescado, y fruta de postre. Se quedará tan saciado como con el platazo de arroz, pero habrá omado de todo y con menos calorías. “El volumen también importa”, explica la dietista Violeta Moizé, del Clínic.
Ante cualquier paciente, el plan es mejorar su dieta particular, reeducar hábitos, porque, según un estudio de la organización de consumidores Ceacu, sólo el 6,6% de los españoles alcanza los mínimos de alimentación saludable. Y moverlos.
“Yo me encuentro estupenda, sobre todo con el ejercicio”, describe Montse Cantarell. Se operó el estómago con un bypass gástrico y lleva seis años asentando un modo de vida distinto. El ejercicio le da mucha satisfacción y ahora, a los cuatro años y con 40 kilos menos, siente que ha dejado atrás ese tiempo en que sólo miraba por los demás. Ahora se dedica más a ella y sale a caminar a las ocho de la mañana y no quiere que la acompañen los suyos, para que no la retrasen. “Ahora me gustaría perder más”. De momento, no se lo aconsejan. Ha llegado a un peso en el que se encuentra muy bien y lo ha mantenido durante años. Es su peso, a juicio de los expertos, su peso saludable.
“Fíjate que me da rabia cuando veo en la sala de espera a otras personas tan gordas, tanto como estuve yo, y piensas: ‘Están así porque quieren’, y sé que no es cierto, que yo no estaba así porque quería, que fue gracias a que una amiga me trajo, como yo he hecho ahora con otros. Había pasado por toda clase de dietas y cada vez engordaba más”. Lleva una dieta baja en calorías, “pero no muy baja, de unas 600 calorías cada comida” y toma suplementos, porque su intestino es tan corto tras la operación que no absorbe todo lo necesario. Es una dieta mixta en la que hay sobres para fabricar comidas que suplan una de las ingestas. “No todos los sobres son malos”, advierte la dietista.
La evolución con las dietas que ni excluyen ni descubren sustancias milagrosas es muy lenta. Porque si se restringe mucho, se ponen en marcha mecanismos de recuperación. Al cuerpo no le gusta perder y se vuelve más eficaz metabólicamente y más ahorrador en su gasto energético. Y todo conduce a una rápida recuperación del peso perdido.

LA VANGUARDIA. 18 DE FEBRERO DE 2011

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Hace justo un año, acabé la dieta Pronokal: después de 288 días perdí 32k. Un año antes, en invierno de 2009 gané mucho peso, más de 20k., de octubre a abril, a causa de una medicación que tuve que tomar por la agorafobia y la fobia social. En cuanto dejé la medicación, empecé la dieta. La verdad que nunca hubiera imaginado que haría una dieta así, tan drástica, en todo caso controlaba lo que comía y hacía ejercicio cada día, pero en invierno de 2009 me resultaba difícil mantanerme estable en todos los aspectos, y aunque había conocido a gente que la había hecho y les había dado buen resultado, me daba cierto reparo. Pero ese invierno engordé tanto que ni tan sólo me reconocía, estaba deforme y la hice.
Los primeros días lo pasé muy mal, lo único que podía comer eran verduras sólo en la comida y la cena y algunas de ellas estaban limitadas en cuanto a cantidad, acompañadas de los sobres de proteínas que además estos, también sustituían la toma del desayuno, la de media mañana y la merienda (los sobres, la verdad había que estaban buenos y los había que sabían a rayos!). Pensaba que no sería capaz de aguantarlo, pero en cuanto ví que en 10 días perdí 7k. me resultó más fácil continuar y la verdad que esa rapidez en la pérdida de peso al principio me ayudaba mucho a seguir aguantado la línea tan estricta que marcaba la dieta y cuando llegué a ese punto en que la pérdida de peso era más lenta, me seguía resultando sencillo porque ya me iban introduciendo más alimentos, me encontraba mucho mejor gracias a los complementos farmacológicos y pude empezar a hacer mi media hora de ejercicio diario.
Y aguanté hasta el final, hasta que mi doctora me dijo que llegué a mi peso ideal y me dio el alta después de ver que mis análisis estaban bien.
Recuerdo que me quedé delgadísima, nunca había estado tan delgada y la verdad es que tampoco me quedé hecha un saco de huesos. Lo que más rabia me daba, es que había llegado a una talla en la que podía encontrar todo tipo de prendas, pero: ¡no me rconocía con nada! La ropa que tenía de antes de engordar y que me quedaba mejor que entonces no me reconocía con ella, aunque bueno, en eso supongo que tenía que ver que mi vida ya no tenía nada que ver con los recuerdos y lo que representaba toda aquella ropa, al fin y al cabo, había recuperado mi peso, pero no estaba recuperada de la fobia... Y cuando iba a comprar ropa... me costaba mucho verme con ella. Cuando acabé la dieta, seguía metida en la dinámica de la dieta en cuanto a comidas, me daba auténtico pánico comer algo fuera de lugar o que no estuviera permitido, por aquello de abrir la veda y que luego fuera imparable, y perdí un par de kilos más. Hasta que al cabo de un par de semanas de acabar tuve una comida familiar y no tuve más remedio que adaptarme a lo que había. Reconozco que disfruté mucho esa comida. Después de ese día el miedo desapareció y dejé de sentirme culpable (porque el sentimiento era de culpabilidad) si algún día comía algo no-permitido pero he seguido la pauta marcada por la dieta y haciendo ejercicio cada día.
He tenido mis altos y bajos este último año y eso me complica llevar cierta estabilidad respecto a todo y mi peso y la comida no son una excepción. A día de hoy he ganado algo de peso, peroal fin y al cabo el peso que tengo ahora es que el que he tenido toda mi vida y  la verdad es que me reconozco más ahora que hace un año. Pero no creo que volviera hacer una dieta así nunca, al fin y al cabo, hay que reconocer que con esta dieta, al empezar a comer de cero, ha sido como un aprendizaje, y quiera o no, como fruta y verdura en todas las comidas, bebo muchísima agua y hago ejercicio cada día (estas dos últimas pautas las he seguido durante muchos años antes), así que sé que si gano algo de peso sé perfectamente lo que debo hacer, de la misma manera que sé que debo hacer para no ganarlo. En el fondo es algo que todo el mundo sabe: verduras, fruta y ejercicio, pero no solo para perder peso, es una pauta para siempre, para llevar una vida sana y equilibrada, y sé que es difícil que siempre sea así.

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